Hace ya mas de 7 años que empecé a trabajar como game master en la famosa sala The House of Whispers de la cual guardo muchísimos buenos recuerdos tanto con los propietarios (a día de hoy sigo teniendo relacion con ellos) como con los clientes de aquella época, y digo de aquella época porque los clientes en las salas de escape rooms han ido cambiado bastante y a peor.
Estamos hablando de cuando en la gran Barcelona solamente estábamos The House of Whispers, Picadero Motel, JigSaw, El Coctel del Doctor y ya, en cuanto salas de Terror, pero tampoco pienses que habían muchas mas salas de escapes rooms normales la verdad, todavía no veías grupos con la misma camiseta, ni blogueros ni mierdas de esas.... Estábamos en la primera ola, lo mas fresco, donde nadie copiaba a nadie, donde todos animábamos a nuestros clientes a jugar otra sala, independientemente de que fuese de terror o no, por amor al arte, sin envidias la verdad, fue para mi la época dorada de las salas de escape. En ese tiempo conocí gente brutal como Don Nil Lloveras, Isaac Terror e incluso Climent Vila.
Recuerdo trabajar de lunes a viernes, contrato, buen salario, trabajar solo, jefes agradecidos, clientes satisfechos, 2 meses vista llenos y un sinfín de buenas puntuaciones, pues nosotros teníamos un estilo muy peculiar de introducirte al juego, de decorar, de crear enigmas, incluso de asustar, allí empecé a dar caña y hacer gritar mucho a la gente, persecuciones, gritos, muebles que se movían solos, muñecas que te perseguían, habitaciones malditas, gente arrastrada por el suelo, risas malignas y todo eso en solo 80m2, a base de interruptores en recepción y unos fucking walkie talkie, éramos el Terror de Barcelona la verdad.
Después de un año empezaron a brotar salas como setas, de terror y normales, hubo un Booom de salas pequeñas muy mal hechas, que se subieron al carro para pegarle el palo a los escapistas, pero también se abrieron de buenas como White Chapel, Ouija, Tolok, etc. La palabra escape room empezó a traer consigo grupos de amiguis con la misma camiseta de grupo, sus pegatinas, sus blogs de insta que nadie leía, sus chats tóxicos donde criticaban el negocio de cualquiera y eran capaces de juntar fuerza solo para puntuar mal una sala donde el pobre game master que cobraba 5$ la hora sin contrato no tenia tiempo de hacerles una gran charla post juego y solo por eso lo avasallaban a criticas en google, si, esa gente toxica que todavía no se entiende como fueron el primer espermatozoide.
Con mucha pena un día tuvimos que anunciar nuestro cierre pues nos echaban de esa perfecta sala, era una casa, de hecho la casa mas antigua de la calle Nápoles, pero la echaban abajo y tuvimos que mudarnos a algo bastante mas discreto, con vecinos por todas partes, juegos nuevos y todo se fue a la mierda la verdad... Pasemos de arriba a abajo en demasiado poco tiempo, teníamos clientes y no clientes muy hypeados que quisieron disfrutar de The House of Whispers 2 pero ya no teníamos aquella chispa, así que tuve que seguir mi camino con mucha pena la verdad, siempre estará Myra Savage en mi heart.
Para aquellos tiempos ya existía Maximum escapes, La Juguetería Maldita, incluso Arcanum con una historia (que casualidad) clavada a la de The House of Whispers 1. Así que de The House of Whispers salte a una sala de escape al uso, aterrice en Maximum Escapes al cargo de La Mazmorra y Gangsters, ambas muy divertidas y llenas de familias y guiris, increíble como conseguíamos vender tantas partidas a extranjeros, Maximum siempre conseguía tener muy buena publicidad y promociones. Pero la verdad que el trato hacia los jugadores nada tenia que ver con los game masters la verdad, nos pasábamos mas de 12h encerrados en una salita de 10x10, 3 personas varios días, me gustaba el horario de nuestra comida que no teníamos porque no teníamos ni descanso para comer o salir a estirar las piernas, dentro de nuestra sala teníamos un pequeño microwave, todas las cpu's, incluso una cámara que nos apuntaba a nosotras.
Éramos unas fucking maquinas de hacer grupos y mas grupos, acabábamos hartas de tanto rato allí metidas como hamsters en una rueda, con las piernas arrugadas de estar sentados todo el día mirando las pantallas y repitiendo todo el día las mismas pistas, salíamos con el olor a comida de calentar la comida en nuestro pequeño microwave, si alguien traía judías, todas olíamos a judías, recuerdo salir mas de una vez a las 02:00h de la madrugada habiendo entrado a las 09:00h de la mañana y al día siguiente igual, un desastre de empleo para no llegar ni a los 1.000$, parecía que estuviésemos en el fast food de los escapes. Allí tuve el placer de trabajar con Polina y Roger, grandes personas y buenos trabajadores la verdad.
Pero como ya sabéis que soy culo inquieto y bastante inconformista decidí seguir buscando y luchando por mi querido Terror que tanto amo a día de hoy y después de un año siendo hámster en una rueda encontré el siguiente paso a seguir...
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